martes, 22 de enero de 2008

¿Será Kristina?


Nunca padecí tanto el deber ser y su contundente realidad.


Decido quedarme en Córdoba para avanzar en trabajos atrasados, algunos con plazos fatales de entrega, utilizar el dinero disponible para viajar a las cálidas aguas brasileñas en un split que convierta mi estadía -corriente de La Niña mediante- en algo soportable y eficientemente productivo.


Dedico la primer semana de enero a relaciones sociales, que se presentan como resaca del fin del 2007. Es decir: producción cero, pero con la tranquilidad que este jolgorio está pautado... se disipan las visitas e intento comenzar con la faena intelectual, allí comienzan mis pesadillas:


Las películas que había decidido analizar, sus apuntes y esa claridad conceptual que sentí alrededor de septiembre aparecen ahora como acertijos intrincados, complejos, lejanos... así me encuentro tomando, abandonando las películas, los libros, las anotaciones por cualquier cosa que transcurra en mi televisor -y cuando digo cualquier cosa, no exagero: "cualquier cosa"-, encerrado en mi departamento cual bicho canasta, viendo -por tv obviamente- como se derriten mis coterráneos en el mundo exterior, mientras un extraño dolor de encías me lleva corriendo a la dentista, que descubre dos caries a limpiar y rellenar. Todo termina en un camino de triple vía: mi odontóloga me receta buches de Ernex, un amigo me recomienda tomar un mio relajante y la farmacéutica me sugiere un analgésico. Cual perinola fija en "Toma Todo" cumplo con los tres caminos simultáneamente, lo que provoca la desaparición de los dolores por un periodo de ocho horas.


Pero nada es gratis en la vida, aparece un estado de bienestar que deriva en tremendas ganas de entregarme a los brazos de Morfeo, allí me descubro durmiendo un promedio de 16 horas diarias, mientras mi burbuja climática hace que hasta mi gato muestre signos serios de hastío.


En los breves intervalos de vigilia -generalmente coincidente con la función "alimentación"- miro como los medios discurren sobre la biopolítica decisión Presidencial de adelantar una hora la cotidianeidad nacional. Mi entrañable amiga me insinúa que mi estado general de inutilidad extrema es fruto de la femme politique...


Así buscando respuestas, excusas varias, a "la utilización vana del tiempo": decidí realizar este blog...


Espero que rinda sus frutos, más allá de situarme bajo el signo de Kristina...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Bajo el signo de Kristina" me suena al titulo de la ultima novela escrita por Alberto Migre donde se intenta describir cuan dificil y sacrificada es la vida de Kristina, la chica provinciana que sucumbio al encanto de ser la primera.
Sin embargo luego de leer tus escritos en el blog y acercarme un poco mas a tu realidad cotidiana, descubro como siempre la mirada critica, sarcastica y constructiva de lo que sencillamente llamaria "sindrome estival". Mientras tanto, se nos congelan los huesos en el hemisferio norte, nos bombardean a traves de todos los medios de comunicacion posible con "propuestas" republicanas y democraticas que, sencillamente, resultan como insultos al sentido comun de los pobladores y ciudadanos de a pie como uno; la inflacion y la resecion se manifiestan como caras oscuras de la misma moneda, pero ocultas por la posibilidad aun factible del endeudamiento y el consumismo infatigable.
Los valores humanos quedaron fuera de circulacion y el vale todo se conjuga como la clave hacia el exito que garantiza el materialismo y el confort.
Sera que aqui nos tocara vivir "bajo el signo de Jilari"? Por ahora, y tambien por decreto, cambiamos la hora dos veces al ano.
Saludos!!!!

yonki dijo...

Gracias Gusti por tu comentario, espero que sobrevivas a los avatares neoyorquinos: frío (en la era del calentamiento global), recesión republicana, la pelea Hillary y Obama -Bin Laden- y lo más grave la colonización de Cecilia desde Brooklyn a todo NY...
Me alegro que captaras una parte fundamental del blog... ese espacio intermedio entre la ensoñación y la vigilia de la gris cotidianeidad. Besotes!!!